Salmos capitulo 10
La Biblia de las Américas
1¿Por qué, oh SEÑOR, te mantienes alejado, y te escondes en tiempos de tribulación? 2Con arrogancia el impío acosa al afligido ; ¡que sea atrapado en las trampas que ha urdido !
3Porque del deseo de su corazón se jacta el impío, y el codicioso maldice y desprecia al SEÑOR. 4El impío, en la altivez de su rostro, no busca a Dios. Todo su pensamiento es : No hay Dios.
5Sus caminos prosperan en todo tiempo ; tus juicios, oh Dios, están en lo alto, lejos de su vista ; a todos sus adversarios los desprecia. 6Dice en su corazón: No hay quien me mueva ; por todas las generaciones no sufriré adversidad. 7Llena está su boca de blasfemia, engaño y opresión ; bajo su lengua hay malicia e iniquidad. 8Se sienta al acecho en las aldeas, en los escondrijos mata al inocente ; sus ojos espían al desvalido. 9Acecha en el escondrijo como león en su guarida ; acecha para atrapar al afligido, y atrapa al afligido arrastrándolo a su red. 10Se agazapa, se encoge, y los desdichados caen en sus garras. 11Dice en su corazón: Dios se ha olvidado; ha escondido su rostro; nunca verá nada.
12Levántate, oh SEÑOR; alza, oh Dios, tu mano. No te olvides de los pobres. 13¿Por qué ha despreciado el impío a Dios ? Ha dicho en su corazón: Tú no lo requerirás. 14Tú lo has visto, porque has contemplado la malicia y la vejación, para hacer justicia con tu mano. A ti se acoge el desvalido ; tú has sido amparo del huérfano. 15Quiebra tú el brazo del impío y del malvado ; persigue su maldad hasta que desaparezca.
Nueva Biblia de las Américas
1¿Por qué, oh SEÑOR, Te mantienes alejado, Y Te escondes en tiempos de tribulación? 2Con arrogancia el impío acosa al afligido; ¡Que sea atrapado en las trampas que ha preparado!
3Porque del deseo de su corazón se gloría el impío, Y el codicioso maldice y desprecia al SEÑOR. 4El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios. Todo su pensamiento es: “No hay Dios.”
5Sus caminos prosperan en todo tiempo; Tus juicios, oh Dios, están en lo alto, lejos de su vista; A todos sus adversarios los desprecia. 6Dice en su corazón: “No hay quien me mueva; Por todas las generaciones no sufriré adversidad.” 7Llena está su boca de blasfemia, engaño y opresión; Bajo su lengua hay malicia e iniquidad. 8Se sienta al acecho en las aldeas, En los escondrijos mata al inocente; Sus ojos espían al desvalido. 9Acecha en el escondrijo como león en su guarida; Acecha para atrapar al afligido, Y atrapa al afligido arrastrándolo a su red. 10Se agazapa, se encoge, Y los desdichados caen en sus garras. 11El impío dice en su corazón: “Dios se ha olvidado; Ha escondido Su rostro; nunca verá nada.”
12Levántate, oh SEÑOR; alza, oh Dios, Tu mano. No Te olvides de los pobres. 13¿Por qué ha despreciado el impío a Dios? Ha dicho en su corazón: “Tú no le pedirás cuentas.” 14Tú lo has visto, porque has contemplado la malicia y el maltrato, para hacer justicia con Tu mano. A Ti se acoge el desvalido; Tú has sido amparo del huérfano. 15Quiébrale el brazo al impío y al malvado; Persigue su maldad hasta que desaparezca.
Nueva Versión Internacional
1¿Por qué, SEÑOR, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en momentos de angustia? 2Con arrogancia persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menosprecia al SEÑOR. 4El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empresas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré problemas». 7Llena está su boca de maldiciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada».
12¡Levántate, SEÑOR! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas? 14Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo!
Reina-Valera 1960
1¿Por qué estás lejos, oh Jehová, Y te escondes en el tiempo de la tribulación? 2Con arrogancia el malo persigue al pobre; Será atrapado en los artificios que ha ideado.
3Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová. 4El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
5Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia. 6Dice en su corazón: No seré movido jamás; Nunca me alcanzará el infortunio.
8Se sienta en acecho cerca de las aldeas; En escondrijos mata al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido; 9Acecha en oculto, como el león desde su cueva; Acecha para arrebatar al pobre; Arrebata al pobre trayéndolo a su red.
10Se encoge, se agacha, Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados. 11Dice en su corazón: Dios ha olvidado; Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
12Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; No te olvides de los pobres. 13¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
Biblia del Jubileo
1¿Por qué estás lejos, oh SEÑOR, y te escondes en los tiempos de la angustia? 2Con arrogancia el malo persigue al pobre; sean tomados en los pensamientos que pensaron. 3Por cuanto se alabó el malo del deseo de su alma, y diciendo bien al robador, blasfema del SEÑOR. 4El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios. No está Dios en todos sus pensamientos. 5Sus caminos atormentan en todo tiempo; tus juicios son altura delante de él; echa bocanadas en orden a todos sus enemigos. 6Dice en su corazón: No seré movido en ningún tiempo, porque no me alcanzará el mal. 7Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; debajo de su lengua, molestia y maldad. 8Está en las guaridas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre. 9Acecha de encubierto, como el león desde su cama; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo en su red. 10Se encoge, se agacha, y caen en sus fuerzas muchos desdichados. 11Dice en su corazón: Dios está olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo vio. 12Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes. 13¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho que no lo inquirirás. 14Tú has visto; porque tú miras el trabajo, y el enojo, para dar justicia en tus manos; a ti se acoge el pobre, tú eres el amparo del huérfano. 15Quebranta el brazo del inicuo; del malo buscarás su maldad, y no la hallarás. 16El SEÑOR, Rey eterno y perpetuo; de su tierra fueron destruidos los gentiles. 17El deseo de los humildes oíste, oh SEÑOR; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído; 18para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a hacer violencia el hombre de la tierra.