Salmos capitulo 28
La Biblia de las Américas
1A ti clamo, oh SEÑOR; roca mía, no seas sordo para conmigo, no sea que si guardas silencio hacia mí, venga a ser semejante a los que descienden a la fosa. 2Escucha la voz de mis súplicas cuando a ti pido auxilio ; cuando levanto mis manos hacia el lugar santísimo de tu santuario. 3No me arrastres con los impíos ni con los que obran iniquidad, que hablan de paz con su prójimo, mientras hay maldad en su corazón. 4Dales conforme a su obra y según la maldad de sus hechos ; dales conforme a la obra de sus manos; págales su merecido. 5Porque no tienen en cuenta los hechos del SEÑOR ni la obra de sus manos, El los derribará y no los edificará.
6Bendito sea el SEÑOR, porque ha oído la voz de mis súplicas. 7El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo ; en El confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico. 8El SEÑOR es la fuerza de su pueblo, y El es defensa salvadora de su ungido. 9Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad, pastoréalos y llévalos para siempre.
Nueva Biblia de las Américas
1A Ti clamo, oh SEÑOR; Roca mía, no seas sordo para conmigo, No sea que si guardas silencio hacia mí, Venga a ser semejante a los que descienden a la fosa. 2Escucha la voz de mis súplicas cuando a Ti pido auxilio; Cuando levanto mis manos hacia el Lugar Santísimo de Tu santuario. 3No me arrastres con los impíos Ni con los que obran iniquidad, Que hablan de paz con su prójimo, Mientras hay maldad en su corazón. 4Dales conforme a su obra y según la maldad de sus hechos; Dales conforme a la obra de sus manos; Págales su merecido. 5Porque no tienen en cuenta los hechos del SEÑOR Ni la obra de Sus manos, El los derribará y no los edificará.
6Bendito sea el SEÑOR, Porque ha oído la voz de mis súplicas. 7El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; En El confía mi corazón, y soy socorrido; Por tanto, mi corazón se regocija, Y Le daré gracias con mi cántico. 8El SEÑOR es la fuerza de su pueblo, Y El es defensa salvadora de Su ungido. 9Salva a Tu pueblo y bendice a Tu heredad, Pastoréalos y llévalos en Tus brazos para siempre.
Nueva Versión Internacional
1Salmo de David. [1] A ti clamo, SEÑOR, roca mía; no te desentiendas de mí, porque, si guardas silencio, ya puedo contarme entre los muertos. 2Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu lugar santísimo. 3No me arrastres con los malvados, con los que hacen iniquidad, con los que hablan de paz con su prójimo, pero en su corazón albergan maldad. 4Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones. Págales conforme a las obras de sus manos; ¡dales su merecido! 5Ya que no toman en cuenta las obras del SEÑOR y lo que él ha hecho con sus manos, él los derribará y nunca más volverá a levantarlos.
Reina-Valera 1960
1Salmo de David. [1] A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, Para que no sea yo, dejándome tú, Semejante a los que descienden al sepulcro. 2Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
3No me arrebates juntamente con los malos, Y con los que hacen iniquidad, Los cuales hablan paz con sus prójimos, Pero la maldad está en su corazón. 4Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; Dales su merecido conforme a la obra de sus manos. 5Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, Ni a la obra de sus manos, Él los derribará, y no los edificará.
Biblia del Jubileo
1De David. A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro. 2Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos al templo de tu santidad. 3No me arrebates a una con los malos, y con los que hacen iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, y la maldad está en su corazón. 4Dales conforme a su obra, y conforme a la malicia de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga. 5Porque no entendieron las obras del SEÑOR, y el hecho de sus manos, los derribará, y no los edificará. 6Bendito el SEÑOR, que oyó la voz de mis ruegos. 7El SEÑOR es mi fortaleza y mi escudo; en él esperó mi corazón, y fui ayudado; por tanto se gozó mi corazón, y con mi canción le alabaré. 8El SEÑOR es la fortaleza de su pueblo, y el esfuerzo de las saludes de su ungido. 9Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréalos y ensálzalos para siempre.