Salmos capitulo 35
La Biblia de las Américas
1Combate, oh SEÑOR, a los que me combaten ; ataca a los que me atacan. 2Echa mano del broquel y del escudo, y levántate en mi ayuda. 3Empuña también la lanza y el hacha para enfrentarte a los que me persiguen; di a mi alma: Yo soy tu salvación. 4Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida ; sean puestos en fuga y humillados los que traman el mal contra mí. 5Sean como paja delante del viento, con el ángel del SEÑOR acosándolos. 6Sea su camino tenebroso y resbaladizo, con el ángel del SEÑOR persiguiéndolos. 7Porque sin causa me tendieron su red ; sin causa cavaron fosa para mi alma. 8Que venga destrucción sobre él sin darse cuenta, y la red que él mismo tendió lo prenda, ¡que caiga en esa misma destrucción !
9Y mi alma se regocijará en el SEÑOR ; en su salvación se gozará. 10Dirán todos mis huesos : SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al afligido de aquel que es más fuerte que él, sí, al afligido y al necesitado de aquel que lo despoja ? 11Se levantan testigos malvados, y de lo que no sé me preguntan. 12Me devuelven mal por bien para aflicción de mi alma. 13Pero yo, cuando ellos estaban enfermos, vestía de cilicio ; humillé mi alma con ayuno, y mi oración se repetía en mi pecho. 14Como por mi amigo, como por mi hermano, andaba de aquí para allá; como el que está de duelo por la madre, enlutado me encorvaba. 15Pero ellos se alegraron en mi tropiezo, y se reunieron; los agresores, a quienes no conocía, se juntaron contra mí ; me despedazaban sin cesar. 16Como bufones impíos en una fiesta, rechinaban sus dientes contra mí.
17¿Hasta cuándo, Señor, estarás mirando ? Rescata mi alma de sus estragos, mi única vida de los leones. 18En la gran congregación te daré gracias ; entre mucha gente te alabaré. 19No permitas que se regocijen a costa mía los que injustamente son mis enemigos, ni que guiñen el ojo con malicia los que sin causa me aborrecen. 20Porque ellos no hablan paz, sino que piensan palabras engañosas contra los pacíficos de la tierra, 21y abrieron bien grande su boca contra mí ; dijeron: ¡Ajá, ajá, nuestros ojos lo han visto !
22Tú lo has visto, SEÑOR, no calles ; Señor, no estés lejos de mí. 23Despierta y levántate para mi defensa y para mi causa, Dios mío y Señor mío. 24Júzgame conforme a tu justicia, oh SEÑOR, Dios mío; que no se rían de mí. 25Que no digan en su corazón: ¡Ajá, lo que queríamos ! Que no digan: ¡Lo hemos devorado ! 26Sean avergonzados y humillados a una los que se alegran de mi mal ; cúbranse de vergüenza y deshonra los que se engrandecen contra mí.
Nueva Biblia de las Américas
1Combate, oh SEÑOR, a los que me combaten; Ataca a los que me atacan. 2Echa mano del broquel y del escudo, Y levántate en mi ayuda. 3Empuña también la lanza y el hacha para enfrentarte a los que me persiguen; Dile a mi alma: “Yo soy tu salvación.” 4Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; Sean puestos en fuga y humillados los que traman el mal contra mí. 5Sean como paja delante del viento, Con el ángel del SEÑOR acosándolos. 6Sea su camino tenebroso y resbaladizo, Con el ángel del SEÑOR persiguiéndolos. 7Porque sin causa me tendieron su red; Sin causa cavaron fosa para mi alma. 8Que venga destrucción sobre él sin darse cuenta, Y la red que él mismo tendió lo prenda, ¡Que caiga en esa misma destrucción!
9Y mi alma se regocijará en el SEÑOR; En Su salvación se gozará. 10Dirán todos mis huesos: “SEÑOR, ¿quién como Tú, Que libras al afligido de aquél que es más fuerte que él, Sí, al afligido y al necesitado de aquél que lo despoja?” 11Se levantan testigos malvados, Y de lo que no sé me preguntan. 12Me devuelven mal por bien Para aflicción de mi alma. 13Pero yo, cuando ellos estaban enfermos, vestía de cilicio; Humillé mi alma con ayuno, Y mi oración se repetía en mi pecho. 14Como por mi amigo, como por mi hermano, andaba de aquí para allá; Como el que está de duelo por la madre, enlutado me encorvaba. 15Pero ellos se alegraron en mi tropiezo, y se reunieron; Los agresores, a quienes no conocía, se juntaron contra mí; Me despedazaban sin cesar. 16Como bufones impíos en una fiesta, Rechinaban sus dientes contra mí.
17¿Hasta cuándo, Señor, estarás mirando? Rescata mi alma de sus estragos, Mi única vida de los leones. 18En la gran congregación Te daré gracias; Entre mucha gente Te alabaré. 19No permitas que se regocijen a costa mía los que injustamente son mis enemigos, Ni que guiñen el ojo con malicia los que sin causa me aborrecen. 20Porque ellos no hablan paz, Sino que piensan palabras engañosas contra los pacíficos de la tierra, 21Y abrieron bien grande su boca contra mí; Dijeron: “¡Ajá, nuestros ojos lo han visto!”
22Tú lo has visto, SEÑOR, no calles; Señor, no estés lejos de mí. 23Despierta y levántate para mi defensa Y para mi causa, Dios mío y Señor mío. 24Júzgame conforme a Tu justicia, oh SEÑOR, Dios mío; Que no se rían de mí. 25Que no digan en su corazón: “¡Esto es lo que queríamos!” Que no digan: “¡Lo hemos devorado!” 26Sean avergonzados y humillados a una los que se alegran de mi mal; Cúbranse de vergüenza y deshonra los que se engrandecen contra mí.
Nueva Versión Internacional
1Salmo de David. [1] Defiéndeme, SEÑOR, de los que me atacan; combate a los que me combaten. 2Toma tu adarga, tu escudo, y acude en mi ayuda. 3Empuña la lanza y el hacha, y haz frente a los que me persiguen. Quiero oírte decir: «Yo soy tu salvación».
4Queden confundidos y avergonzados los que procuran matarme; retrocedan humillados los que traman mi ruina. 5Sean como la paja en el viento, acosados por el ángel del SEÑOR; 6sea su senda oscura y resbalosa, perseguidos por el ángel del SEÑOR. 7Ya que sin motivo me tendieron una trampa, y sin motivo cavaron una fosa para mí, 8que la ruina los tome por sorpresa; que caigan en su propia trampa, en la fosa que ellos mismos cavaron.
9Así mi alma se alegrará en el SEÑOR y se deleitará en su salvación; 10así todo mi ser exclamará: «¿Quién como tú, SEÑOR? Tú libras de los poderosos a los pobres; a los pobres y necesitados libras de aquellos que los explotan».
11Se presentan testigos despiadados y me preguntan cosas que yo ignoro. 12Me devuelven mal por bien, y eso me hiere en el alma;
14Me vestía yo de luto, como por un amigo o un hermano. Afligido, inclinaba la cabeza, como si llorara por mi madre. 15Pero yo tropecé, y ellos se alegraron, y a una se juntaron contra mí. Gente extraña, que yo no conocía, me calumniaba sin cesar. 16Me atormentaban, se burlaban de mí, y contra mí rechinaban los dientes.
17¿Hasta cuándo, Señor, vas a tolerar esto? Libra mi vida, mi única vida, de los ataques de esos leones. 18Yo te daré gracias en la gran asamblea; ante una multitud te alabaré.
19No dejes que de mí se burlen mis enemigos traicioneros; no dejes que se guiñen el ojo los que me odian sin motivo. 20Porque no vienen en son de paz, sino que urden mentiras contra la gente apacible del país. 21De mí se ríen a carcajadas, y exclaman: «¡Miren en lo que vino a parar!»
22 SEÑOR, tú has visto todo esto; no te quedes callado. ¡Señor, no te alejes de mí! 23¡Despierta, Dios mío, levántate! ¡Hazme justicia, Señor, defiéndeme! 24Júzgame según tu justicia, SEÑOR mi Dios; no dejes que se burlen de mí. 25No permitas que piensen: «¡Así queríamos verlo!» No permitas que digan: «Nos lo hemos tragado vivo».
26Queden avergonzados y confundidos todos los que se alegran de mi desgracia; sean cubiertos de oprobio y vergüenza todos los que se creen más que yo. 27Pero lancen voces de alegría y regocijo los que apoyan mi causa, y digan siempre: «Exaltado sea el SEÑOR, quien se deleita en el bienestar de su siervo».
Reina-Valera 1960
1Salmo de David. [1] Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; Pelea contra los que me combaten. 2Echa mano al escudo y al pavés, Y levántate en mi ayuda. 3Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; Di a mi alma: Yo soy tu salvación.
4Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan. 5Sean como el tamo delante del viento, Y el ángel de Jehová los acose. 6Sea su camino tenebroso y resbaladizo, Y el ángel de Jehová los persiga.
7Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; Sin causa cavaron hoyo para mi alma. 8Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, Y la red que él escondió lo prenda; Con quebrantamiento caiga en ella.
9Entonces mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación. 10Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
11Se levantan testigos malvados; De lo que no sé me preguntan; 12Me devuelven mal por bien, Para afligir a mi alma. 13Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se volvía a mi seno. 14Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
15Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; Me despedazaban sin descanso; 16Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, Crujieron contra mí sus dientes.
17Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones. 18Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo.
19No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo. 20Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas. 21Ensancharon contra mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
22Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí. 23Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa. 24Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, Y no se alegren de mí. 25No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado! 26Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.
Biblia del Jubileo
1De David. Disputa, oh SEÑOR, con los que contra mí contienden; pelea con los que me combaten. 2Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda. 3Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salud. 4Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal piensan. 5Sean como el tamo delante del viento; y el ángel del SEÑOR los acose. 6Sea su camino oscuridad y resbaladeros; y el ángel del SEÑOR el que los persiga. 7Porque sin causa escondieron para mí el hoyo de su red; sin causa hicieron hoyo para mi alma. 8Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, y su red que escondió lo prenda; con quebrantamiento caiga en ella. 9Y gócese mi alma en el SEÑOR; y alégrese en su salud. 10Todos mis huesos dirán: SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al pobre del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja? 11Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía; 12me devolvieron mal por bien, hasta volver solo a mi alma. 13Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se revolvía en mi seno. 14Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba. 15Pero ellos se alegraron en mi cojera, y se juntaron; se juntaron contra mí los verdugos, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban; 16con los lisonjeros escarnecedores truhanes, crujiendo sobre mí sus dientes. 17Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Res-taura mi alma de sus quebrantamientos, mi vida de los leones. 18Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo. 19No se alegren de mí mis enemigos sin por qué; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo. 20Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas. 21Y ensancharon sobre mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto! 22Tú lo has visto, oh SEÑOR; no calles: Señor, de mí no te alejes. 23Recuerda y despierta para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío. 24Júzgame conforme a tu justicia, SEÑOR Dios mío; y no se alegren de mí. 25No digan en su corazón: ¡Ea, nuestro deseo es cumplido! No digan: ¡Lo hemos devorado! 26Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí. 27Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea ensalzado el SEÑOR, que ama la paz de su siervo. 28Y mi lengua hablará de tu justicia; todo el día de tu loor.