Salmos capitulo 40
La Biblia de las Américas
1Al SEÑOR esperé pacientemente, y El se inclinó a mí y oyó mi clamor. 2Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. 3Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios; muchos verán esto, y temerán, y confiarán en el SEÑOR.
4Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su confianza, y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad. 5Muchas son, SEÑOR, Dios mío, las maravillas que tú has hecho, y muchos tus designios para con nosotros ; nadie hay que se compare contigo; si los anunciara, y hablara de ellos, no podrían ser enumerados.
6Sacrificio y ofrenda de cereal no has deseado; has abierto mis oídos; holocausto y ofrenda por el pecado no has requerido. 7Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; 8me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío ; tu ley está dentro de mi corazón.
9He proclamado buenas nuevas de justicia en la gran congregación ; he aquí, no refrenaré mis labios, oh SEÑOR, tú lo sabes. 10No he escondido tu justicia dentro de mi corazón ; he proclamado tu fidelidad y tu salvación ; no he ocultado a la gran congregación tu misericordia y tu fidelidad.
11Tú, oh SEÑOR, no retengas tu compasión de mí; tu misericordia y tu fidelidad me guarden continuamente, 12porque me rodean males sin número ; mis iniquidades me han alcanzado, y no puedo ver; son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, y el corazón me falla.
13 Ten a bien, oh SEÑOR, libertarme; apresúrate, SEÑOR, a socorrerme. 14Sean avergonzados y humillados a una los que buscan mi vida para destruirla ; sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia los que se complacen en mi mal. 15Queden atónitos a causa de su vergüenza los que me dicen: ¡Ajá, ajá ! 16Regocíjense y alégrense en ti todos los que te buscan; que digan continuamente: ¡Engrandecido sea el SEÑOR ! los que aman tu salvación. 17Por cuanto yo estoy afligido y necesitado, el Señor me tiene en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; Dios mío, no te tardes.
Nueva Biblia de las Américas
1Esperé pacientemente al SEÑOR, Y El se inclinó a mí y oyó mi clamor. 2Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; Asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. 3Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios. Muchos verán esto, y temerán Y confiarán en el SEÑOR.
4Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su confianza, Y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad. 5Muchas son, SEÑOR, Dios mío, las maravillas que Tú has hecho, Y muchos Tus designios para con nosotros; Nadie hay que se compare contigo; Si los anunciara, y hablara de ellos, No podrían ser enumerados.
6Sacrificio y ofrenda de cereal no has deseado; Me has abierto los oídos; Holocausto y ofrenda por el pecado no has pedido. 7Entonces dije: “Aquí estoy; En el rollo del libro está escrito de mí; 8Me deleito en hacer Tu voluntad, Dios mío; Tu ley está dentro de mi corazón.”
9He proclamado buenas nuevas de justicia en la gran congregación; No refrenaré mis labios, Oh SEÑOR, Tú lo sabes. 10No he escondido Tu justicia dentro de mi corazón; He proclamado Tu fidelidad y Tu salvación; No he ocultado a la gran congregación Tu misericordia y Tu fidelidad.
11Tú, oh SEÑOR, no retengas Tu compasión de mí; Tu misericordia y Tu fidelidad me guarden continuamente, 12Porque me rodean males sin número; Mis iniquidades me han alcanzado, y no puedo ver; Son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, Y el corazón me falla.
13Ten a bien, oh SEÑOR, libertarme; Apresúrate, SEÑOR, a socorrerme. 14Sean avergonzados y humillados a una Los que buscan mi vida para destruirla; Sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia Los que se complacen en mi mal. 15Queden atónitos a causa de su vergüenza Los que me dicen: “¡Ajá, ajá!” 16Regocíjense y alégrense en Ti todos los que Te buscan; Que los que aman Tu salvación digan continuamente: “¡Engrandecido sea el SEÑOR!” 17Por cuanto yo estoy afligido y necesitado, El Señor me tiene en cuenta. Tú eres mi ayuda y mi libertador; Dios mío, no Te tardes.
Nueva Versión Internacional
1Al director musical. Salmo de David. [1] Puse en el SEÑOR toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. 2Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme. 3Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el SEÑOR.
4 Dichoso el que pone su confianza en el SEÑOR y no recurre a los idólatras ni a los que adoran dioses falsos. 5Muchas son, SEÑOR mi Dios, las maravillas que tú has hecho. No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro. Si quisiera anunciarlas y proclamarlas, serían más de lo que puedo contar.
6A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero has abierto mis oídos para oírte; tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado. 7Por eso dije: «Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. 8Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí».
9En medio de la gran asamblea he dado a conocer tu justicia. Tú bien sabes, SEÑOR, que no he sellado mis labios. 10No escondo tu justicia en mi corazón, sino que proclamo tu fidelidad y tu salvación. No oculto en la gran asamblea tu gran amor y tu verdad. 11No me niegues, SEÑOR, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad. 12Muchos males me han rodeado; tantos son que no puedo contarlos. Me han alcanzado mis iniquidades, y ya ni puedo ver. Son más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón desfallece.
13Por favor, SEÑOR, ¡ven a librarme! ¡Ven pronto, SEÑOR, en mi auxilio! 14Sean confundidos y avergonzados todos los que tratan de matarme; huyan derrotados todos los que procuran mi mal; 15que la vergüenza de su derrota humille a los que se burlan de mí. 16Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y se regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: «¡Cuán grande es el SEÑOR!»
Reina-Valera 1960
1Al músico principal. Salmo de David. [1] Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 2Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. 3Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.
4Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. 5Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados.
6Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado. 7Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí; 8El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
9He anunciado justicia en grande congregación; He aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes. 10No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
11Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. 12Porque me han rodeado males sin número; Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Biblia del Jubileo
1Al Vencedor: Salmo de David. Pacientemente esperé al SEÑOR, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 2Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. 3Y puso en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y esperarán en el SEÑOR. 4Bienaventurado el varón que puso al SEÑOR por su confianza, y no miró a los soberbios, ni a los que declinan a la mentira. 5Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados. 6Sacrificio y presente no te agrada; me has labrado oídos; holocausto y expiación no has demandado. 7Entonces dije: He aquí, vengo; en el envoltorio del libro está escrito de mí: 8El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas. 9He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no detuve mis labios, SEÑOR, tú lo sabes. 10No encubrí tu justicia en medio de mi corazón; tu verdad y tu salud he declarado; no negué tu misericordia y tu verdad en grande ayuntamiento. 11Tú, SEÑOR, no detengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. 12Porque me han cercado males hasta no haber cuanto; me han asido mis maldades, y no puedo ver; se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla. 13Quieras, oh SEÑOR, librarme; SEÑOR, apresúrate a socorrerme. 14Sean avergonzados y confusos a una los que buscan mi vida para cortarla; vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean. 15Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ea, ea! 16Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salud: el SEÑOR sea ensalzado. 17Cuando yo estoy pobre y menesteroso, el SEÑOR pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.