Salmos capitulo 68
La Biblia de las Américas
1Levántese Dios; sean esparcidos sus enemigos, y huyan delante de El los que le aborrecen. 2Como se disipa el humo, disípalos ; como la cera se derrite delante del fuego, así perezcan los impíos delante de Dios. 3Pero alégrense los justos, regocíjense delante de Dios; sí, que rebosen de alegría. 4Cantad a Dios, cantad alabanzas a su nombre ; abrid paso al que cabalga por los desiertos, cuyo nombre es el SEÑOR ; regocijaos delante de El.
5Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su santa morada. 6Dios prepara un hogar para los solitarios ; conduce a los cautivos a prosperidad; sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.
7Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo, cuando marchaste por el desierto, (Selah ) 8tembló la tierra ; también se derramaron los cielos ante la presencia de Dios ; el Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel. 9Tú esparciste lluvia abundante, oh Dios, tú fortaleciste tu heredad cuando estaba extenuada. 10Los de tu pueblo se establecieron en ella; en tu bondad, oh Dios, proveíste para el pobre.
11El Señor da la palabra ; las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud : 12Los reyes de los ejércitos huyen ; sí huyen, y la que se queda en casa repartirá el botín. 13Cuando os acostáis en los apriscos, sois como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas de oro resplandeciente. 14Cuando el Omnipotente dispersó allí a los reyes, nevaba en el monte Salmón.
15Monte de Dios es el monte de Basán; monte de muchos picos es el monte de Basán. 16¿Por qué miráis con envidia, oh montes de muchos picos, al monte que Dios ha deseado para morada suya ? Ciertamente el SEÑOR habitará allí para siempre. 17Los carros de Dios son miríadas, millares y millares ; el Señor está entre ellos en santidad, como en el Sinaí. 18Tú has ascendido a lo alto, has llevado en cautividad a tus cautivos ; has recibido dones entre los hombres, y aun entre los rebeldes, para que el SEÑOR Dios habite entre ellos.
19Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga, el Dios que es nuestra salvación. (Selah) 20Dios es para nosotros un Dios de salvación, y a DIOS el Señor pertenece el librar de la muerte. 21Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que anda en sus delitos. 22Dijo el Señor: De Basán los haré volver; los haré volver de las profundidades del mar ; 23para que tu pie los aplaste en sangre, y la lengua de tus perros tenga la porción de tus enemigos.
24Ellos han visto tu procesión, oh Dios, la procesión de mi Dios, mi Rey, hacia el santuario. 25Los cantores iban delante, los músicos detrás, en medio de las doncellas tocando panderos. 26Bendecid a Dios en las congregaciones, al SEÑOR, vosotros del linaje de Israel. 27Allí va Benjamín, el más joven, dirigiéndolos, los príncipes de Judá con su grupo, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28El Dios tuyo ha mandado tu fuerza ; muestra tu poder, oh Dios, tú que has obrado por nosotros. 29Por causa de tu templo en Jerusalén te traerán presentes los reyes. 30Reprende las fieras de las cañas, la manada de toros con los becerros de los pueblos, pisoteando las piezas de plata; El ha dispersado a los pueblos que se deleitan en la guerra. 31De Egipto saldrán mensajeros; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
32Cantad a Dios, oh reinos de la tierra ; cantad alabanzas al Señor. (Selah) 33Cantad al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; he aquí, El da su voz, voz poderosa. 34Atribuid a Dios fortaleza ; su majestad es sobre Israel, y su poder está en los cielos. 35Imponente eres, oh Dios, desde tu santuario. El Dios mismo de Israel da fortaleza y poder al pueblo. ¡Bendito sea Dios !
Nueva Biblia de las Américas
1Levántese Dios; sean esparcidos Sus enemigos, Y huyan delante de El los que Lo aborrecen. 2Como se disipa el humo, disípalos; Como la cera se derrite delante del fuego, Así perezcan los impíos delante de Dios. 3Pero alégrense los justos, regocíjense delante de Dios; Sí, que rebosen de alegría. 4Canten a Dios, canten alabanzas a Su nombre; Abran paso al que cabalga por los desiertos, Cuyo nombre es el SEÑOR; regocíjense delante de El.
5Padre de los huérfanos y defensor de las viudas Es Dios en Su santa morada. 6Dios prepara un hogar para los solitarios; Conduce a los cautivos a prosperidad; Sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.
7Oh Dios, cuando saliste al frente de Tu pueblo, Cuando marchaste por el desierto, (Selah) 8Tembló la tierra; También se derramaron los cielos ante la presencia de Dios; El Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel. 9Tú esparciste lluvia abundante, oh Dios, Tú fortaleciste Tu heredad cuando estaba extenuada. 10Los de Tu pueblo se establecieron en ella; En Tu bondad, oh Dios, proveíste para el pobre.
11El Señor da la palabra; Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud: 12“Los reyes de los ejércitos huyen; sí huyen, Y la que se queda en casa repartirá el botín.” 13Cuando ustedes se acuestan en los rediles, Son como alas de paloma cubiertas de plata, Y sus plumas de oro resplandeciente. 14Cuando el Omnipotente dispersó allí a los reyes, Nevaba en el Monte Salmón.
15Monte de Dios es el Monte de Basán; Monte de muchos picos es el Monte de Basán. 16¿Por qué miran con envidia, oh montes de muchos picos, Al monte que Dios ha deseado para morada Suya? Ciertamente el SEÑOR habitará allí para siempre. 17Los carros de Dios son miríadas, millares de millares; El Señor está entre ellos en santidad, como en el Sinaí. 18Tú has ascendido a lo alto, has llevado en cautividad a Tus cautivos; Has recibido dones entre los hombres, Y aun entre los rebeldes, para que el SEÑOR Dios habite entre ellos.
19Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga, El Dios que es nuestra salvación. (Selah) 20Dios es para nosotros un Dios de salvación, Y a DIOS el Señor pertenece el librar de la muerte. 21Ciertamente Dios herirá la cabeza de Sus enemigos, La testa cabelluda del que anda en sus delitos. 22Dijo el Señor: “De Basán los haré volver; Los haré volver de las profundidades del mar, 23Para que tu pie los aplaste en sangre, Y la lengua de tus perros tenga la porción de tus enemigos.”
24Ellos han visto Tu procesión, oh Dios, La procesión de mi Dios, mi Rey, hacia el santuario. 25Los cantores iban delante, los músicos detrás, En medio de las doncellas tocando panderos. 26Bendigan a Dios en las congregaciones, Al SEÑOR, ustedes del linaje de Israel. 27Allí va Benjamín, el más joven, dirigiéndolos, Los príncipes de Judá con su grupo, Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28El Dios tuyo ha mandado tu fuerza; Muestra Tu poder, oh Dios, Tú que has obrado por nosotros. 29Por causa de Tu templo en Jerusalén Te traerán presentes los reyes. 30Reprende las fieras de las cañas, La manada de toros con los becerros de los pueblos, Pisoteando las piezas de plata; El ha dispersado a los pueblos que se deleitan en la guerra. 31De Egipto saldrán mensajeros; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
32Canten a Dios, oh reinos de la tierra; Canten alabanzas al Señor. (Selah) 33Canten al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; El da Su voz, voz poderosa. 34Atribuyan a Dios fortaleza; Su majestad es sobre Israel, Y Su poder está en los cielos. 35Imponente eres, oh Dios, desde Tu santuario. El Dios mismo de Israel da fortaleza y poder al pueblo. ¡Bendito sea Dios!
Nueva Versión Internacional
1Al director musical. Salmo de David. Cántico. [1] Que se levante Dios, que sean dispersados sus enemigos, que huyan de su presencia los que le odian. 2Que desaparezcan del todo, como humo que se disipa con el viento; que perezcan ante Dios los impíos, como cera que se derrite en el fuego. 3Pero que los justos se alegren y se regocijen; que estén felices y alegres delante de Dios.
4Canten a Dios, canten salmos a su nombre; aclamen a quien cabalga por las estepas, y regocíjense en su presencia. ¡Su nombre es el SEÑOR! 5Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa. 6Dios da un hogar a los desamparados y libertad a los cautivos; los rebeldes habitarán en el desierto.
8la tierra se estremeció, los cielos se vaciaron, delante de Dios, el Dios de Sinaí, delante de Dios, el Dios de Israel. 9Tú, oh Dios, diste abundantes lluvias; reanimaste a tu extenuada herencia. 10Tu familia se estableció en la tierra que en tu bondad, oh Dios, preparaste para el pobre.
11El Señor ha emitido la palabra, y millares de mensajeras la proclaman: 12«Van huyendo los reyes y sus tropas; en las casas, las mujeres se reparten el botín: 13alas de paloma cubiertas de plata, con plumas de oro resplandeciente. Tú te quedaste a dormir entre los rebaños». 14Cuando el Todopoderoso puso en fuga a los reyes de la tierra, parecían copos de nieve cayendo sobre la cumbre del Zalmón.
15Montañas de Basán, montañas imponentes; montañas de Basán, montañas escarpadas: 16¿Por qué, montañas escarpadas, miran con envidia al monte donde a Dios le place residir, donde el SEÑOR habitará por siempre? 17Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares; del Sinaí vino en ellos el Señor para entrar en su santuario. 18Cuando tú, Dios y SEÑOR, ascendiste a las alturas, te llevaste contigo a los cautivos; tomaste tributo de los hombres, aun de los rebeldes, para establecer tu morada.
21Dios aplastará la cabeza de sus enemigos, la testa enmarañada de los que viven pecando. 22El Señor nos dice: «De Basán los regresaré; de las profundidades del mar los haré volver, 23para que se empapen los pies en la sangre de sus enemigos; para que, al lamerla, los perros tengan también su parte».
24En el santuario pueden verse las procesiones de mi Dios, las procesiones de mi Dios y rey. 25Los cantores van al frente, seguidos de los músicos de cuerda, entre doncellas que tocan panderetas. 26Bendigan a Dios en la gran congregación; alaben al SEÑOR, descendientes de Israel. 27Los guía la joven tribu de Benjamín, seguida de los múltiples príncipes de Judá y de los príncipes de Zabulón y Neftalí.
28Despliega tu poder, oh Dios; haz gala, oh Dios, de tu poder, que has manifestado en favor nuestro. 29Por causa de tu templo en Jerusalén los reyes te ofrecerán presentes. 30Reprende a esa bestia de los juncos, a esa manada de toros bravos entre naciones que parecen becerros. Haz que, humillada, te lleve barras de plata; dispersa a las naciones belicosas. 31Egipto enviará embajadores, y Cus se someterá a Dios.
Reina-Valera 1960
1Al músico principal. Salmo de David. Cántico. [1] Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen. 2Como es lanzado el humo, los lanzarás; Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios. 3Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, Y saltarán de alegría.
5Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada. 6Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca.
8La tierra tembló; También destilaron los cielos ante la presencia de Dios; Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel. 9Abundante lluvia esparciste, oh Dios; A tu heredad exhausta tú la reanimaste. 10Los que son de tu grey han morado en ella; Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
11El Señor daba palabra; Había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas. 12Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, Y las que se quedaban en casa repartían los despojos. 13Bien que fuisteis echados entre los tiestos, Seréis como alas de paloma cubiertas de plata, Y sus plumas con amarillez de oro. 14Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí, Fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.
15Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán. 16¿Por qué observáis, oh montes altos, Al monte que deseó Dios para su morada? Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
17Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; El Señor viene del Sinaí a su santuario. 18Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
21Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La testa cabelluda del que camina en sus pecados. 22El Señor dijo: De Basán te haré volver; Te haré volver de las profundidades del mar; 23Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos, Y de ella la lengua de tus perros.
24Vieron tus caminos, oh Dios; Los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario. 25Los cantores iban delante, los músicos detrás; En medio las doncellas con panderos. 26Bendecid a Dios en las congregaciones; Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel. 27Allí estaba el joven Benjamín, señoreador de ellos, Los príncipes de Judá en su congregación, Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros. 29Por razón de tu templo en Jerusalén Los reyes te ofrecerán dones. 30Reprime la reunión de gentes armadas, La multitud de toros con los becerros de los pueblos, Hasta que todos se sometan con sus piezas de plata; Esparce a los pueblos que se complacen en la guerra. 31Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
Biblia del Jubileo
1Al Vencedor: de David: Salmo de Canción. Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan delante de El los que le aborrecen. 2Como es lanzado el humo, los lanzarás; como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los impíos delante de Dios. 3Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, y saltarán de alegría. 4Cantad a Dios, cantad salmos a su Nombre; ensalzad al que cabalga sobre los cielos; JAH es su Nombre, y alegraos delante de él. 5Padre de huérfanos y defensor de viudas, es Dios en la morada de su santuario; 6el Dios que hace habitar en familia a los solos; que saca a los aprisionados con grillos; mas los rebeldes habitan en sequedad. 7Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto, (Selah,) 8la tierra tembló; también destilaron los cielos su lluvia ante la presencia de Dios; aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel. 9Abundante lluvia esparciste, oh Dios, a tu heredad; y cuando se cansó, tú la recreaste. 10Tu compañía estaba en ella; por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre. 11El Señor dará palabra; de los evangelizadores habrá grande ejército. 12Huyan, huyan reyes de ejércitos; y la moradora de la casa partía los despojos. 13Aunque seáis echados entre las ollas, seréis como las alas de la paloma cubierta de plata, y sus plumas con amarillez de oro. 14Cuando esparcía el Omnipotente los reyes que estuvieron en ella, se emblanqueció ésta como la nieve en Salmón. 15Monte de Dios es el monte de Basán; monte alto el de Basán. 16¿Por qué saltasteis, oh montes altos? Este monte amó Dios para su asiento; ciertamente el SEÑOR habitará en él para siempre. 17Los carros de Dios son dos millares de miles de ángeles, el Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario. 18Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios. 19Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salud. (Selah.) 20Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; y el Señor DIOS tiene salidas para la muerte. 21Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la cabelluda mollera del que camina en sus pecados. 22El Señor dijo: De Basán haré volver, te haré volver de lo profundo del mar: 23Porque tu pie se embermejecerá de sangre de tus enemigos, y de ella la lengua de tus perros. 24Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario. 25Los cantores iban delante, los tañedores detrás; en medio, las doncellas, con panderos. 26Bendecid a Dios en las congregaciones; al Señor, vosotros del linaje de Israel. 27Allí estaba Benjamín, pequeño, señoreándolos, príncipes de Judá en su congregación, príncipes de Zabulón, príncipes de Neftalí. 28Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has obrado en nosotros. 29Desde tu templo en Jerusalén; a ti ofrecerán los reyes dones. 30Reprende escuadrón de lanza, escuadrón de fuertes con señores de pueblos hollándolos con sus piezas de plata; destruye los pueblos que quieren guerras. 31Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía apresurará sus manos a Dios. 32Reinos de la tierra, cantad a Dios, cantad al Señor (Selah); 33Al que cabalga sobre los cielos de los cielos de antigüedad; he aquí dará su voz, poderosa voz. 34Atribuid fortaleza a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su fortaleza está en las nubes. 35Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fortaleza y fuerzas a su pueblo. Bendito el Dios.