Salmos capitulo 78
La Biblia de las Américas
1 Escucha, pueblo mío, mi enseñanza ; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2En parábolas abriré mi boca ; hablaré enigmas de la antigüedad, 3que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado. 4No lo ocultaremos a sus hijos, sino que contaremos a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, su poder y las maravillas que hizo.
5Porque El estableció un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel, la cual ordenó a nuestros padres que enseñaran a sus hijos ; 6para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer ; y éstos se levantaran y lo contaran a sus hijos, 7para que ellos pusieran su confianza en Dios, y no se olvidaran de las obras de Dios, sino que guardaran sus mandamientos ; 8y no fueran como sus padres, una generación porfiada y rebelde, generación que no preparó su corazón, y cuyo espíritu no fue fiel a Dios.
9Los hijos de Efraín eran arqueros bien equipados, pero volvieron las espaldas el día de la batalla. 10No guardaron el pacto de Dios, y rehusaron andar en su ley ; 11olvidaron sus obras, y los milagros que les había mostrado. 12El hizo maravillas en presencia de sus padres, en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13Dividió el mar y los hizo pasar, y contuvo las aguas como en un montón. 14Después los guió de día con la nube, y toda la noche con un resplandor de fuego. 15Partió las rocas en el desierto, y les dio agua tan abundante como las profundidades del océano; 16hizo salir corrientes de la peña, e hizo descender aguas como ríos.
17Pero aún siguieron pecando contra El, rebelándose contra el Altísimo en el desierto. 18Y en sus corazones tentaron a Dios, pidiendo comida a su gusto. 19Hablaron contra Dios, y dijeron: ¿Podrá Dios preparar mesa en el desierto ? 20He aquí, hirió la roca y brotaron aguas, y torrentes se desbordaron ; ¿podrá también dar pan?, ¿proveerá carne para su pueblo ?
21Por tanto, al oírlo, el SEÑOR se indignó ; un fuego se encendió contra Jacob, y aumentó también la ira contra Israel, 22porque no creyeron en Dios, ni confiaron en su salvación. 23Sin embargo, dio órdenes a las nubes arriba, y abrió las puertas de los cielos ; 24hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio comida del cielo. 25Pan de ángeles comió el hombre; Dios les mandó comida hasta saciarlos. 26Hizo soplar en el cielo el viento solano, y con su poder dirigió el viento del sur, 27El hizo llover sobre ellos carne como polvo, aladas aves como la arena de los mares, 28y las hizo caer en medio del campamento, alrededor de sus viviendas. 29Comieron y quedaron bien saciados, y les concedió su deseo. 30Antes de que hubieran satisfecho su deseo, mientras la comida aún estaba en su boca, 31la ira de Dios se alzó contra ellos y mató a algunos de los más robustos, y subyugó a los escogidos de Israel. 32A pesar de todo esto, todavía pecaron y no creyeron en sus maravillas. 33El, pues, hizo terminar sus días en vanidad, y sus años en terror súbito.
34Cuando los hería de muerte, entonces le buscaban, y se volvían y buscaban con diligencia a Dios ; 35se acordaban de que Dios era su roca, y el Dios Altísimo su Redentor. 36Mas con su boca le engañaban, y con su lengua le mentían. 37Pues su corazón no era leal para con El, ni eran fieles a su pacto. 38Mas El, siendo compasivo, perdonaba sus iniquidades y no los destruía; muchas veces contuvo su ira, y no despertó todo su furor. 39Se acordaba de que ellos eran carne, un soplo que pasa y no vuelve.
40¡Cuántas veces se rebelaron contra El en el desierto, y le entristecieron en las soledades ! 41Tentaron a Dios una y otra vez, y afligieron al Santo de Israel. 42No se acordaron de su poder, del día en que los redimió del adversario, 43cuando hizo sus señales en Egipto, y sus prodigios en el campo de Zoán. 44Convirtió en sangre sus ríos y sus corrientes, y no pudieron beber. 45Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, y ranas que los destruían. 46Entregó también sus cosechas al saltamontes, y el fruto de su trabajo a la langosta. 47Con granizo destruyó sus vides, y sus sicómoros con escarcha. 48Entregó también al granizo sus ganados, y sus rebaños a los rayos. 49Envió sobre ellos el ardor de su ira, furia, indignación y angustia, un ejército de ángeles destructores. 50Preparó senda para su ira; no eximió sus almas de la muerte, sino que entregó sus vidas a la plaga, 51e hirió a todos los primogénitos en Egipto, las primicias de su virilidad en las tiendas de Cam. 52Mas a su pueblo lo sacó como a ovejas, como a rebaño los condujo en el desierto ; 53los guió con seguridad, de modo que no temieron, pero el mar se tragó a sus enemigos.
54Los trajo, pues, a su tierra santa, a esta tierra montañosa que su diestra había adquirido. 55Y expulsó a las naciones de delante de ellos; las repartió con medida por herencia, e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel. 56Empero ellos tentaron y provocaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios, 57sino que se volvieron atrás y fueron desleales como sus padres ; se desviaron como arco engañoso. 58Pues le provocaron con sus lugares altos, y despertaron sus celos con sus imágenes talladas. 59Al oírlo Dios, se indignó, y aborreció a Israel en gran manera. 60Abandonó la morada en Silo, la tienda que había levantado entre los hombres, 61y entregó al cautiverio su poderío, y su gloria en manos del adversario. 62Entregó también su pueblo a la espada, y se indignó contra su heredad. 63El fuego consumió a sus jóvenes, y no tuvieron canciones de bodas sus doncellas. 64Sus sacerdotes cayeron a espada, y sus viudas no pudieron llorar.
65Entonces despertó el Señor como de un sueño, como guerrero vencido por el vino, 66e hizo retroceder a sus adversarios, poniendo sobre ellos una afrenta perpetua. 67Desechó también la tienda de José, y no escogió a la tribu de Efraín, 68sino que escogió a la tribu de Judá, al monte Sion que El amaba. 69Y edificó su santuario como las alturas, como la tierra que ha fundado para siempre. 70Escogió también a David su siervo, lo tomó de entre los apriscos de las ovejas; 71lo trajo de cuidar las ovejas con sus corderitos, para pastorear a Jacob, su pueblo, y a Israel, su heredad. 72Y él los pastoreó según la integridad de su corazón, y los guió con la destreza de sus manos.
Nueva Biblia de las Américas
1Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; Inclinen ustedes su oído a las palabras de mi boca. 2En parábolas abriré mi boca; Hablaré enigmas de la antigüedad, 3Que hemos oído y conocido, Y que nuestros padres nos han contado. 4No lo ocultaremos a sus hijos, Sino que contaremos a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, Su poder y las maravillas que hizo.
5Porque El estableció un testimonio en Jacob, Y puso una ley en Israel, La cual ordenó a nuestros padres Que enseñaran a sus hijos, 6Para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer, Y éstos se levantaran y lo contaran a sus hijos, 7Para que ellos pusieran su confianza en Dios, Y no se olvidaran de las obras de Dios Sino que guardaran Sus mandamientos; 8Y que no fueran como sus padres, Una generación porfiada y rebelde, Generación que no preparó su corazón, Y cuyo espíritu no fue fiel a Dios.
9Los hijos de Efraín eran arqueros bien equipados, Pero volvieron las espaldas el día de la batalla. 10No guardaron el pacto de Dios Y rehusaron andar en Su ley; 11Olvidaron Sus obras Y los milagros que les había mostrado. 12El hizo maravillas en presencia de sus padres, En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13Dividió el mar y los hizo pasar, Y contuvo las aguas como en un montón. 14Después los guió de día con la nube Y toda la noche con un resplandor de fuego. 15Partió las rocas en el desierto, Y les dio agua tan abundante como las profundidades del océano; 16Hizo salir corrientes de la peña E hizo descender aguas como ríos.
17Pero aún siguieron pecando contra El, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto. 18Y en sus corazones tentaron a Dios, Pidiendo comida a su gusto. 19Hablaron contra Dios, Y dijeron: “¿Podrá Dios preparar mesa en el desierto? 20Entonces El golpeó la roca y brotaron aguas, Y torrentes se desbordaron; ¿Podrá también dar pan? ¿Proveerá carne para Su pueblo?”
21Por tanto, al oírlo, el SEÑOR se indignó; Un fuego se encendió contra Jacob, Y aumentó también la ira contra Israel, 22Porque no creyeron en Dios, Ni confiaron en Su salvación. 23Sin embargo, dio órdenes a las nubes arriba, Y abrió las puertas de los cielos; 24Hizo llover sobre ellos maná para comer, Y les dio comida del cielo. 25Pan de ángeles comió el hombre; Dios les mandó comida hasta saciarlos. 26Hizo soplar en el cielo el viento del este, Y con Su poder dirigió el viento del este, 27El hizo llover sobre ellos carne como polvo, Aladas aves como arena de los mares, 28Y las hizo caer en medio del campamento, Alrededor de sus viviendas. 29Comieron y quedaron bien saciados, Y les concedió su deseo. 30Antes de que hubieran satisfecho su deseo, Mientras la comida aún estaba en su boca, 31La ira de Dios se alzó contra ellos Y mató a algunos de los más robustos, Y subyugó a los escogidos de Israel. 32A pesar de todo esto, todavía pecaron Y no creyeron en Sus maravillas. 33El, pues, hizo terminar sus días en vanidad, Y sus años en terror súbito.
34Cuando los hería de muerte, entonces Lo buscaban, Y se volvían y buscaban con diligencia a Dios; 35Se acordaban de que Dios era su Roca, Y el Dios Altísimo su Redentor. 36Pero con su boca Lo engañaban Y con su lengua Le mentían. 37Pues su corazón no era leal para con El, Ni eran fieles a Su pacto. 38Pero El, siendo compasivo, perdonaba sus iniquidades y no los destruía; Muchas veces contuvo Su ira, Y no despertó todo Su furor. 39Se acordaba de que ellos eran carne, Un soplo que pasa y no vuelve.
40¡Cuántas veces se rebelaron contra El en el desierto, Y Lo entristecieron en las soledades! 41Tentaron a Dios una y otra vez, Y afligieron al Santo de Israel. 42No se acordaron de Su poder, Del día que los redimió del adversario, 43Cuando hizo Sus señales en Egipto, Y Sus prodigios en el campo de Zoán. 44Convirtió en sangre sus ríos Y sus corrientes, y no pudieron beber. 45Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, Y ranas que los destruían. 46Entregó también sus cosechas al saltamontes, Y el fruto de su trabajo a la langosta. 47Destruyó sus viñas con granizo, Y sus sicómoros con escarcha. 48Entregó también al granizo sus ganados, Y sus rebaños a los rayos. 49Envió sobre ellos el ardor de Su ira, Furia, indignación y angustia, Un ejército de ángeles destructores. 50Preparó senda para Su ira; No libró sus almas de la muerte, Sino que entregó sus vidas a la plaga, 51E hirió a todos los primogénitos en Egipto, Las primicias de su virilidad en las tiendas de Cam. 52Pero a Su pueblo lo sacó como a ovejas, Como a rebaño los condujo en el desierto; 53Los guió con seguridad, de modo que no temieron, Pero el mar se tragó a sus enemigos.
54Los trajo, pues, a Su tierra santa, A esta tierra montañosa que Su diestra había adquirido. 55Y expulsó a las naciones de delante de ellos; Las repartió con medida por herencia, E hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel. 56Sin embargo ellos pusieron a prueba y provocaron al Dios Altísimo, Y no guardaron Sus testimonios, 57Sino que se volvieron atrás y fueron desleales como sus padres; Se desviaron como arco engañoso. 58Lo provocaron con sus lugares altos, Y despertaron Sus celos con sus imágenes talladas. 59Al oírlo Dios, se indignó, Y aborreció a Israel en gran manera. 60Abandonó la morada en Silo, La tienda que había levantado entre los hombres, 61Y entregó al cautiverio Su poderío, Y Su gloria en manos del adversario. 62Entregó también Su pueblo a la espada, Y se indignó contra Su heredad. 63El fuego consumió a sus jóvenes, Y no tuvieron canciones de bodas sus vírgenes. 64Sus sacerdotes cayeron a espada, Y sus viudas no pudieron llorar.
65Entonces despertó el Señor como de un sueño, Como guerrero vencido por el vino, 66E hizo retroceder a Sus adversarios, Poniendo sobre ellos una afrenta perpetua. 67Desechó también la tienda de José, Y no escogió a la tribu de Efraín, 68Sino que escogió a la tribu de Judá, Al Monte Sion que El amaba. 69Y edificó Su santuario como las alturas, Como la tierra que ha fundado para siempre. 70Escogió también a David Su siervo, Lo tomó de entre los rediles de las ovejas; 71Lo trajo de cuidar las ovejas con sus corderitos, Para pastorear a Jacob, Su pueblo, Y a Israel, Su heredad. 72Y él los pastoreó según la integridad de su corazón, Y los guió con la destreza de sus manos.
Nueva Versión Internacional
1Masquil de Asaf. [1] Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca. 2Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño, 3cosas que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado. 4No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del SEÑOR, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado. 5Él promulgó un decreto para Jacob, dictó una ley para Israel; ordenó a nuestros antepasados enseñarlos a sus descendientes, 6para que los conocieran las generaciones venideras y los hijos que habrían de nacer, que a su vez los enseñarían a sus hijos. 7Así ellos pondrían su confianza en Dios y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos. 8Así no serían como sus antepasados: generación obstinada y rebelde, gente de corazón fluctuante, cuyo espíritu no se mantuvo fiel a Dios. 9La tribu de Efraín, con sus diestros arqueros, se puso en fuga el día de la batalla.
10No cumplieron con el pacto de Dios, sino que se negaron a seguir sus enseñanzas. 11Echaron al olvido sus proezas, las maravillas que les había mostrado, 12los milagros que hizo a la vista de sus padres en la tierra de Egipto, en la región de Zoán. 13Partió el mar en dos para que ellos lo cruzaran, mientras mantenía las aguas firmes como un muro. 14De día los guió con una nube, y toda la noche con luz de fuego. 15En el desierto partió en dos las rocas, y les dio a beber torrentes de aguas; 16hizo que brotaran arroyos de la peña y que las aguas fluyeran como ríos.
17Pero ellos volvieron a pecar contra él; en el desierto se rebelaron contra el Altísimo. 18Con toda intención pusieron a Dios a prueba, y le exigieron comida a su antojo. 19Murmuraron contra Dios, y aun dijeron: «¿Podrá Dios tendernos una mesa en el desierto? 20Cuando golpeó la roca, el agua brotó en torrentes; pero ¿podrá también darnos de comer?, ¿podrá proveerle carne a su pueblo?» 21Cuando el SEÑOR oyó esto, se puso muy furioso; su enojo se encendió contra Jacob, su ira ardió contra Israel. 22Porque no confiaron en Dios, ni creyeron que él los salvaría. 23Desde lo alto dio una orden a las nubes, y se abrieron las puertas de los cielos. 24Hizo que les lloviera maná, para que comieran; pan del cielo les dio a comer. 25Todos ellos comieron pan de ángeles; Dios les envió comida hasta saciarlos. 26Desató desde el cielo el viento solano, y con su poder levantó el viento del sur. 27Cual lluvia de polvo, hizo que les lloviera carne; ¡nubes de pájaros, como la arena del mar! 28Los hizo caer en medio de su campamento y en los alrededores de sus tiendas. 29Comieron y se hartaron, pues Dios les cumplió su capricho. 30Pero el capricho no les duró mucho: aún tenían la comida en la boca 31cuando el enojo de Dios vino sobre ellos: dio muerte a sus hombres más robustos; abatió a la flor y nata de Israel.
32A pesar de todo, siguieron pecando y no creyeron en sus maravillas. 33Por tanto, Dios hizo que sus días se esfumaran como un suspiro, que sus años acabaran en medio del terror. 34Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él. 35Se acordaban de que Dios era su roca, de que el Dios Altísimo era su redentor. 36Pero entonces lo halagaban con la boca, y le mentían con la lengua. 37No fue su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto. 38Sin embargo, él les tuvo compasión; les perdonó su maldad y no los destruyó. Una y otra vez contuvo su enojo, y no se dejó llevar del todo por la ira. 39Se acordó de que eran simples mortales, un efímero suspiro que jamás regresa.
40¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, y lo entristecieron en los páramos! 41Una y otra vez ponían a Dios a prueba; provocaban al Santo de Israel. 42Jamás se acordaron de su poder, de cuando los rescató del opresor, 43ni de sus señales milagrosas en Egipto, ni de sus portentos en la región de Zoán, 44cuando convirtió en sangre los ríos egipcios y no pudieron ellos beber de sus arroyos; 45cuando les envió tábanos que se los devoraban, y ranas que los destruían; 46cuando entregó sus cosechas a los saltamontes, y sus sembrados a la langosta; 47cuando con granizo destruyó sus viñas, y con escarcha sus higueras; 48cuando entregó su ganado al granizo, y sus rebaños a las centellas; 49cuando lanzó contra ellos el ardor de su ira, de su furor, indignación y hostilidad: ¡todo un ejército de ángeles destructores! 50Dio rienda suelta a su enojo y no los libró de la muerte, sino que los entregó a la plaga. 51Dio muerte a todos los primogénitos de Egipto, a las primicias de su raza en los campamentos de Cam. 52A su pueblo lo guió como a un rebaño; los llevó por el desierto, como a ovejas, 53infundiéndoles confianza para que no temieran. Pero a sus enemigos se los tragó el mar.
54Trajo a su pueblo a esta su tierra santa, a estas montañas que su diestra conquistó. 55Al paso de los israelitas expulsó naciones, cuyas tierras dio a su pueblo en heredad; ¡así estableció en sus tiendas a las tribus de Israel!
56Pero ellos pusieron a prueba a Dios: se rebelaron contra el Altísimo y desobedecieron sus estatutos. 57Fueron desleales y traidores, como sus padres; ¡tan falsos como un arco defectuoso! 58Lo irritaron con sus santuarios paganos; con sus ídolos despertaron sus celos. 59Dios lo supo y se puso muy furioso, por lo que rechazó completamente a Israel. 60Abandonó el tabernáculo de Siló, que era su santuario aquí en la tierra, 61y dejó que el símbolo de su poder y gloria cayera cautivo en manos enemigas. 62Tan furioso estaba contra su pueblo que dejó que los mataran a filo de espada. 63A sus jóvenes los consumió el fuego, y no hubo cantos nupciales para sus doncellas; 64a filo de espada cayeron sus sacerdotes, y sus viudas no pudieron hacerles duelo.
65Despertó entonces el Señor, como quien despierta de un sueño, como un guerrero que, por causa del vino, lanza gritos desaforados. 66Hizo retroceder a sus enemigos, y los puso en vergüenza para siempre. 67Rechazó a los descendientes de José, y no escogió a la tribu de Efraín; 68más bien, escogió a la tribu de Judá y al monte Sión, al cual ama. 69Construyó su santuario, alto como los cielos, como la tierra, que él afirmó para siempre. 70Escogió a su siervo David, al que sacó de los apriscos de las ovejas, 71y lo quitó de andar arreando los rebaños para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo; el pastor de Israel, su herencia. 72Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió.
Reina-Valera 1960
1Masquil de Asaf. [1] Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2Abriré mi boca en proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, 3Las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. 4No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo.
5Él estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; 6Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, 7A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden sus mandamientos, 8Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu.
9Los hijos de Efraín, arqueros armados, Volvieron las espaldas en el día de la batalla. 10No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley; 11Sino que se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. 12Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13Dividió el mar y los hizo pasar; Detuvo las aguas como en un montón. 14Les guió de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. 15Hendió las peñas en el desierto, Y les dio a beber como de grandes abismos, 16Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos.
17Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto; 18Pues tentaron a Dios en su corazón, Pidiendo comida a su gusto. 19Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? 20He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, Y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo?
21Por tanto, oyó Jehová, y se indignó; Se encendió el fuego contra Jacob, Y el furor subió también contra Israel, 22Por cuanto no habían creído a Dios, Ni habían confiado en su salvación. 23Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos, 24E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos. 25Pan de nobles comió el hombre; Les envió comida hasta saciarles. 26Movió el solano en el cielo, Y trajo con su poder el viento sur, 27E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Como arena del mar, aves que vuelan. 28Las hizo caer en medio del campamento, Alrededor de sus tiendas. 29Comieron, y se saciaron; Les cumplió, pues, su deseo. 30No habían quitado de sí su anhelo, Aún estaba la comida en su boca, 31Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, E hizo morir a los más robustos de ellos, Y derribó a los escogidos de Israel.
32Con todo esto, pecaron aún, Y no dieron crédito a sus maravillas. 33Por tanto, consumió sus días en vanidad, Y sus años en tribulación. 34Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya, 35Y se acordaban de que Dios era su refugio, Y el Dios Altísimo su redentor. 36Pero le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían; 37Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto. 38Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; Y apartó muchas veces su ira, Y no despertó todo su enojo. 39Se acordó de que eran carne, Soplo que va y no vuelve. 40¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, Lo enojaron en el yermo! 41Y volvían, y tentaban a Dios, Y provocaban al Santo de Israel. 42No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de la angustia; 43Cuando puso en Egipto sus señales, Y sus maravillas en el campo de Zoán; 44Y volvió sus ríos en sangre, Y sus corrientes, para que no bebiesen. 45Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, Y ranas que los destruían. 46Dio también a la oruga sus frutos, Y sus labores a la langosta. 47Sus viñas destruyó con granizo, Y sus higuerales con escarcha; 48Entregó al pedrisco sus bestias, Y sus ganados a los rayos. 49Envió sobre ellos el ardor de su ira; Enojo, indignación y angustia, Un ejército de ángeles destructores. 50Dispuso camino a su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida a la mortandad. 51Hizo morir a todo primogénito en Egipto, Las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam. 52Hizo salir a su pueblo como ovejas, Y los llevó por el desierto como un rebaño. 53Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor; Y el mar cubrió a sus enemigos. 54Los trajo después a las fronteras de su tierra santa, A este monte que ganó su mano derecha. 55Echó las naciones de delante de ellos; Con cuerdas repartió sus tierras en heredad, E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel.
56Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios; 57Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; Se volvieron como arco engañoso. 58Le enojaron con sus lugares altos, Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. 59Lo oyó Dios y se enojó, Y en gran manera aborreció a Israel. 60Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres, 61Y entregó a cautiverio su poderío, Y su gloria en mano del enemigo. 62Entregó también su pueblo a la espada, Y se irritó contra su heredad. 63El fuego devoró a sus jóvenes, Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 64Sus sacerdotes cayeron a espada, Y sus viudas no hicieron lamentación. 65Entonces despertó el Señor como quien duerme, Como un valiente que grita excitado del vino, 66E hirió a sus enemigos por detrás; Les dio perpetua afrenta.
67Desechó la tienda de José, Y no escogió la tribu de Efraín, 68Sino que escogió la tribu de Judá, El monte de Sion, al cual amó. 69Edificó su santuario a manera de eminencia, Como la tierra que cimentó para siempre. 70Eligió a David su siervo, Y lo tomó de las majadas de las ovejas; 71De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase a Jacob su pueblo, Y a Israel su heredad. 72Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos.
Biblia del Jubileo
1Masquil de Asaf. Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2Abriré mi boca en parábola; hablaré enigmas del tiempo antiguo. 3Las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron. 4No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, y su fortaleza, y sus maravillas que hizo. 5El estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel; las cuales mandó a nuestros padres que las notificasen a sus hijos; 6para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán, lo cuenten a sus hijos 7con el fin de poner su confianza en Dios, y no olvidar de las obras de Dios, y guardar sus mandamientos: 8Y no ser como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no compuso su corazón, ni su espíritu fue fiel con Dios. 9Los hijos de Efraín armados, flecheros, volvieron las espaldas el día de la batalla. 10No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley; 11antes se olvidaron de sus obras, y de sus maravillas que les había mostrado. 12Delante de sus padres hizo maravillas en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13Rompió el mar, y los hizo pasar; e hizo estar las aguas como en un montón. 14Y los llevó con nube de día, y toda la noche con resplandor de fuego. 15Hendió las peñas en el desierto; y les dio a beber de abismos grandes; 16y sacó de la peña corrientes, e hizo descender aguas como ríos. 17Pero aun tornaron a pecar contra él, enojando al Altísimo en la soledad. 18Y tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida al gusto de su alma. 19Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto? 20He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne a su pueblo? 21Por tanto oyó el SEÑOR, y se enojó; se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel; 22por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado de su salud. 23Y mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos, 24e hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio trigo de los cielos. 25Pan de fuertes comió el hombre; les envió comida en abundancia. 26Movió el solano en el cielo, y trajo con su fortaleza el austro, 27e hizo llover sobre ellos carne como polvo, y aves de alas como arena del mar. 28Y las hizo caer en medio de su campamento, alrededor de sus tiendas. 29Y comieron, y se llenaron bien; les cumplió pues su deseo. 30No habían quitado de sí su deseo, aun estaba su vianda en su boca, 31cuando vino sobre ellos el furor de Dios, y mató los más robustos de ellos, y derribó los escogidos de Israel. 32Con todo esto pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas. 33Consumió por tanto sus días en vanidad, y sus años en tribulación. 34Si los mataba, entonces le buscaban; y se convertían, y buscaban a Dios de mañana. 35Y se acordaban que Dios era su refugio, y el Dios Alto su redentor. 36Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían, 37pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto. 38Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruyó; y abundó su misericordia para apartar su ira, y no despertó toda su ira. 39Y se acordó que eran carne; soplo que va y no vuelve. 40¡Cuántas veces lo ensañaron en el desierto, lo enojaron en la soledad! 41Y volvían, y tentaban a Dios, y ponían límite al Santo de Israel. 42No se acordaron de su mano, del día que los redimió de angustia; 43cuando puso en Egipto sus señales, y sus maravillas en el campo de Zoán; 44y volvió sus ríos en sangre, y sus corrientes para que no bebiesen. 45Envió entre ellos enjambres de moscas que los comían, y ranas que los destruyeron. 46Dio también al pulgón sus frutos, y sus trabajos a la langosta. 47Sus viñas destruyó con granizo, y sus higuerales con piedra; 48y entregó al pedrisco sus bestias, y al fuego sus ganados. 49Envió sobre ellos el furor de su saña; ira, enojo, angustia, y ángeles malos. 50Dispuso el camino a su furor; no eximió el alma de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad. 51E hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de las fuerzas en las tiendas de Cam. 52Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño. 53Y los pastoreó con seguridad, que no tuvieron miedo; y el mar cubrió a sus enemigos. 54Los metió después en los términos de su santidad, en este monte que ganó su mano derecha. 55Y echó los gentiles de delante de ellos, y les repartió una herencia con cuerdas; e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. 56Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios; 57sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso. 58Y le enojaron con sus lugares altos, y le provocaron a celo con sus esculturas. 59Lo oyó Dios, y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel. 60Por esta causa dejó el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres; 61y dio en cautividad su fortaleza, y su gloria en mano del enemigo. 62Entregó también su pueblo a cuchillo, y se airó contra su heredad. 63El fuego devoró sus jóvenes, y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 64Sus sacerdotes cayeron a cuchillo, y sus viudas no se lamentaron. 65Entonces despertó el Señor a la manera del que ha dormido, como un valiente que grita a causa del vino: 66e hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio perpetua afrenta. 67Y aborreció la tienda de José, y no escogió la tribu de Efraín. 68Sino que escogió la tribu de Judá, el monte de Sion, al cual amó. 69Y edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre. 70Y eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas; 71de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. 72Y los apacentó con entereza de su corazón; y los pastoreó con la pericia de sus manos.