Salmos capitulo 84
La Biblia de las Américas
1 ¡Cuán preciosas son tus moradas, oh SEÑOR de los ejércitos! 2Anhela mi alma, y aun desea con ansias los atrios del SEÑOR; mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo. 3Aun el ave ha hallado casa, y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos: ¡tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos, Rey mío y Dios mío !
5¡Cuán bienaventurado es el hombre cuyo poder está en ti, en cuyo corazón están los caminos a Sion ! 6Pasando por el valle de Baca lo convierten en manantial, también las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones. 7Van de poder en poder, cada uno de ellos comparece ante Dios en Sion.
8¡Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob ! (Selah) 9Mira, oh Dios, escudo nuestro, y contempla el rostro de tu ungido. 10Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que morar en las tiendas de impiedad. 11Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios ; gracia y gloria da el SEÑOR ; nada bueno niega a los que andan en integridad. 12Oh SEÑOR de los ejércitos, ¡cuán bienaventurado es el hombre que en ti confía !
Nueva Biblia de las Américas
1¡Cuán preciosas son Tus moradas, Oh SEÑOR de los ejércitos! 2Anhela mi alma, y aun desea con ansias los atrios del SEÑOR; Mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo. 3Aun el gorrión ha hallado casa, Y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos: ¡Tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos, Rey mío y Dios mío!
5¡Cuán bienaventurado es el hombre cuyo poder está en Ti, En cuyo corazón están los caminos a Sion! 6Pasando por el Valle de Baca (de Lágrimas) lo convierten en manantial, También las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones. 7Van de poder en poder, Cada uno de ellos comparece ante Dios en Sion.
8¡Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, oye mi oración; Escucha, oh Dios de Jacob! (Selah) 9Mira, oh Dios, escudo nuestro, Y contempla el rostro de Tu ungido. 10Porque mejor es un día en Tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios Que morar en las tiendas de impiedad. 11Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios; Gracia y gloria da el SEÑOR; Nada bueno niega a los que andan en integridad. 12Oh SEÑOR de los ejércitos, ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Ti confía!
Nueva Versión Internacional
1Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de los hijos de Coré. [1] ¡Cuán hermosas son tus moradas, SEÑOR Todopoderoso! 2Anhelo con el alma los atrios del SEÑOR; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida.
5Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas. 6Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle. 7Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.
Reina-Valera 1960
1Al músico principal; sobre Gitit. Salmo para los hijos de Coré. [1] ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! 2Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
5Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. 6Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. 7Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.
10Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad. 11Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. 12Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía.
Biblia del Jubileo
1Al Vencedor: sobre Gitit: A los hijos de Coré. Salmo. ¡Cuán amables son tus moradas, oh SEÑOR de los ejércitos! 2Codicia y aun ardientemente desea mi alma los atrios del SEÑOR; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. 3Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus pollos en tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío. 4Dichosos los que habitan en tu Casa; perpetuamente te alabarán (Selah.) 5Dichoso el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón están tus caminos. 6Cuando pasaren por el valle de Abaca lo tornarán en fuente, la lluvia también llenará las cisternas. 7Irán en gran multitud y en orden, verán a Dios en Sion. 8SEÑOR Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob (Selah.) 9Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu Ungido. 10Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos; escogí antes estar a la puerta en la Casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad. 11Porque sol y escudo nos es el SEÑOR Dios; gracia y gloria dará el SEÑOR; no quitará el bien a los que andan en integridad. 12SEÑOR de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti.