Santiago capitulo 1
La Biblia de las Américas
2Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, 4y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.
5Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6Pero que pida con fe, sin dudar ; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, 8siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos.
9Pero que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición, 10y el rico en su humillación, pues él pasará como la flor de la hierba. 11Porque el sol sale con calor abrasador y seca la hierba, y su flor se cae y la hermosura de su apariencia perece; así también se marchitará el rico en medio de sus empresas.
12Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman. 13Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios ; porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. 14Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. 15Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte. 16Amados hermanos míos, no os engañéis. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación. 18En el ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas.
19Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira ; 20pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas. 22Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. 23Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo ; 24pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. 25Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace. 26Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana. 27La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.
Nueva Biblia de las Américas
2Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas (tentaciones), 3sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia (perseverancia), 4y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte.
5Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6Pero que pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, 8siendo hombre de doble ánimo (que duda), inestable en todos sus caminos.
9Pero que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición, 10y el rico en su humillación, pues él pasará como la flor de la hierba. 11Porque el sol sale con calor abrasador y seca la hierba, y su flor se cae y la hermosura de su apariencia perece. Así también se marchitará el rico en medio de sus empresas.
12Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado (ha pasado la prueba), recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que Lo aman. 13Que nadie diga cuando es tentado: “Soy tentado por Dios.” Porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. 14Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. 15Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.
16Amados hermanos míos, no se engañen. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación. 18En el ejercicio de Su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas.
19Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; 20pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, reciban ustedes con humildad (mansedumbre) la palabra implantada, que es poderosa para salvar sus almas.
22Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. 23Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; 24pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. 25Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace.
Nueva Versión Internacional
2Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, 3pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. 4Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. 5Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. 6Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. 7Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; 8es indeciso e inconstante en todo lo que hace.
9El hermano de condición humilde debe sentirse orgulloso de su alta dignidad, 10y el rico, de su humilde condición. El rico pasará como la flor del campo. 11El sol, cuando sale, seca la planta con su calor abrasador. A esta se le cae la flor y pierde su belleza. Así se marchitará también el rico en todas sus empresas.
13Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta». Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. 14Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. 15Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte.
16Mis queridos hermanos, no se engañen. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras. 18Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación.
19Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; 20pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere. 21Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida.
22No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. 23El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo 24y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es. 25Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.
26Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada. 27La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.
Reina-Valera 1960
2Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
5Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
9El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.
12Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. 13Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
16Amados hermanos míos, no erréis. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.
19Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Biblia del Jubileo
1Jacobo, siervo de Dios y del Señor Jesús, el Cristo, a las doce tribus que están esparcidas, salud.
2Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. 4Y la paciencia consuma la obra, para que seáis perfectos y enteros, sin faltar en alguna cosa. 5Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, (el cual da a todos abundantemente, y sin reproche) y le será dada. 6Pero pida en fe, no dudando nada; porque el que duda, es semejante a la onda del mar, que es movida del viento, y es echada de una parte a otra. 7Ciertamente no piense el tal hombre que recibirá ninguna cosa del Señor. 8El hombre de doble ánimo, es inconstante en todos sus caminos. 9El hermano que es de baja suerte, gloriese en su alteza; 10mas el que es rico, en su bajeza; porque él se pasará como la flor de la hierba. 11Porque salido el sol con ardor, la hierba se seca, y su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todos sus caminos.
12Bienaventurado el varón que padece con paciencia la tentación, porque cuando fuere probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. 13Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios; porque Dios no puede ser tentado de los males, ni él tienta a alguno; 14pero cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado. 15Y la concupiscencia después que ha concebido, da a luz al pecado; y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte. 16Hermanos míos muy amados, no erréis. 17Toda buena dádiva, y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las lumbres, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18El, de su voluntad nos ha engendrado por la Palabra de verdad, para que seamos las primicias de sus criaturas.
19Por esto, hermanos míos amados, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21Por lo cual, dejando toda inmundicia, y restos de malicia, recibid con mansedumbre la Palabra ingerida en vosotros, la cual puede hacer salvas vuestras almas. 22Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23Porque si alguno oye la Palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se consideró a sí mismo, y se fue; y a la hora se olvidó qué tal era. 25Mas el que hubiere mirado atentamente en la Ley de perfecta libertad, y hubiere perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho. 26Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo.