¿Qué significa Hebreos 3:12?
Los versículos anteriores citaban frases del Salmo 95, los cuales le advertían a Israel que no repitieran los errores que ya habían cometido en el desierto. Allí, Israel perdió su fe en Dios, cediendo al miedo, y eso los llevó hacia la desobediencia y la terquedad. Los israelitas no "se mantuvieron firmes" en su fe y, como resultado, a esa generación no se le permitió entrar en la Tierra Prometida. Dios no envió a Israel de regreso a la esclavitud en Egipto, pero disciplinó al pueblo por su falta de fe.Aquí se hace explícita la aplicación del Salmo. La falta de confianza de los israelitas hizo que se apartaran de Dios y esto resultó en una distribución de disciplina por parte de Dios. El autor de Hebreos les está advirtiendo a los judíos cristianos que leen estas palabras que no cometieran el mismo error.
Es especialmente importante considerar el contexto completo de este versículo, ya que usa dos palabras griegas en particular, apistias y apostēnai, las cuales se traducen en la RVC como "incrédulos" y "apartarse", respectivamente. Apostēnai es la palabra de la que obtenemos el término "apostasía", que significa rebelión o desafío a la autoridad, el cual se utiliza con mayor frecuencia para describir a aquellos que abandonan completamente la fe cristiana. Sin embargo, como la mayoría de estos términos, existen diversos niveles y significados para la idea del concepto "apartarse". En este caso, el significado es el del pecado y la falta de fe, no el de un rechazo abierto de Dios.
Una vez más, el contexto nos deja claro que la salvación no está en juego aquí. La Tierra Prometida no es una metáfora del cielo; el rescate de Israel de Egipto es el símbolo de la salvación. La ira de Dios contra el pueblo judío en el desierto no tenía el objetivo de enviarlos de regreso a Egipto (lo cual simbolizaría un regreso hacia un estado de condenación). Más bien, tenía el objetivo de negarles las bendiciones de la herencia prometida. Partes del capítulo 4 apoyarán aún más la idea de que el autor está hablando del pecado en la vida de un creyente salvo, no de la posible pérdida de la salvación.