¿Qué significa Marcos 14:64?

Jesús está en su primer "juicio" corrupto antes de la crucifixión enfrentándose al Sanedrín, el tribunal judío que determina si alguien había violado o no la ley mosaica. El Sanedrín se compone de varios grupos superpuestos. Los principales sacerdotes son descendientes de Aarón, el hermano de Moisés, y son responsables de los sacrificios y otras facetas de la ley ceremonial. Los saduceos son una secta religiosa que afirma honrar las Escrituras judías, pero se lleva muy bien con los romanos paganos. Los ancianos son empresarios prominentes en Jerusalén. Los fariseos son extremadamente legalistas, hasta el punto de que reverencian la ley oral, la cual añade normas pesadas y difíciles de seguir a la ley mosaica. Los escribas, ya sean saduceos, fariseos u otros, son abogados que entienden la ley mosaica mejor que nadie.

A pesar de toda la pericia y la experiencia en la sala, nadie se da cuenta, ni admite públicamente (Juan 12:42; 19:38; Lucas 23:50–51), que Jesús en realidad es el Mesías, el "Hijo del Hombre" a quien el Anciano entrado en años otorgará un reino eterno (Daniel 7:13–14). Estos expertos están cegados por la codicia debido al dinero, al poder y a las posiciones importantes. Primero han enjuiciado a Jesús y buscan apoyo para sus acusaciones más tarde, y están casi paralizados por el temor de que, si los judíos eligen vivir dentro de la gracia que Jesús enseña, quebrantarán la Ley y Dios los castigará.

Jesús está afirmando que se sentará a la derecha de Dios y vendrá en las nubes, tal y como lo hace Dios (Marcos 14:62). El Sanedrín afirma que está quebrantando el tercer mandamiento, tomando el nombre de Dios en vano al asumir el carácter y la majestuosidad de Dios, pero Jesús no puede ser culpable de blasfemia si realmente es Dios.

Independientemente, el concilio siente que ha justificado su opinión de que Jesús debe morir. Esto les da una excusa de carácter espiritual para buscar Su muerte.

No obstante, el trabajo del consejo no ha terminado. El Sanedrín ha condenado a Jesús por un crimen capital según la ley judía. Sin embargo, los judíos no tienen autoridad oficial para ejecutar a alguien (Juan 18:31). En circunstancias normales, esto no sería un problema; Los judíos han intentado matar a Jesús varias veces antes (Lucas 4:29–30; Juan 8:58–59; 10:30–31) e incluso llegarán a apedrear a Esteban (Hechos 7).

Sin embargo, Jerusalén se encuentra en medio de una celebración de ocho días, llena de decenas de miles de peregrinos, muchos de los cuales creen que Jesús es el Mesías. Este grupo se ha enfrentado públicamente con Jesús en el pasado. Si el Sanedrín mata a Jesús, Sus seguidores pueden rebelarse y provocar la ira del Imperio Romano (Juan 11:47–48). O bien, se filtrarán noticias sobre un asesinato llevado a cabo en secreto y estos hombres tendrán problemas legales con los romanos. Debido a esto, los enemigos de Jesús tienen que encontrar una acusación que convenza a los romanos de matar a Jesús. Incluso cuando Pilato condena a Jesús a morir, él sabe que no existe tal acusación (Juan 18:31, 38; Marcos 15:10).