¿Qué significa Marcos 7:5?
Después de haber molestado a Jesús sobre comer con los pecadores (Marcos 2:15–17), ayunar (Marcos 2:18–22) y "trabajar" durante el día de reposo (Marcos 2:23–28; Marcos 3:1–6), Los fariseos ahora desafían a los discípulos de Jesús por no lavarse las manos antes de comer. Los fariseos son expertos en la Ley Mosaica, la ley que Dios le dio a Moisés para que la siguieran los israelitas. Sin embargo, sus críticas hacia Jesús se centran en su desprecio por las tradiciones hechas por el hombre que los ancianos añadieron a la Ley.El exilio del Reino de Judá en Babilonia marcó un cambio significativo en la forma en que los judíos interactuaron con la Ley Mosaica. Dios los exilió por su idolatría (Jeremías 9:13–14) y su negativa a observar el sábado (Jeremías 17:27). En los años posteriores a su regreso a Jerusalén, los judíos consideran prioritario seguir la Ley. Para ayudar a ese esfuerzo, los escribas codificaron la ley oral, la cual afirmaban que Moisés, y otros, recibieron de Dios junto con la ley escrita.
La ley oral es una larga lista de regulaciones que explican exactamente cómo se debe seguir la ley escrita. Los fariseos se basan en estas regulaciones para afirmar que los discípulos rompieron las reglas del sábado recogiendo espigas (Marcos 2:23–24). Aquí, la acusación es que los discípulos no se lavan las manos antes de comer.
Jesús ataca su argumento en dos niveles diferentes, ninguno de los cuales aborda el hecho de lavarse las manos. Los fariseos honran estas reglas como la "tradición de los ancianos". Jesús señala que los "ancianos" eran hombres (Marcos 7:8) y que sus tradiciones no son nada comparadas con la Palabra de Dios. De hecho, a veces sus tradiciones llegan tan lejos que contradicen los mandamientos de Dios (Marcos 7:6–13).
El segundo argumento de Jesús se relaciona con el temor de los fariseos y los escribas hacia las "manos impuras". "Impuro" se toma de la palabra raíz griega koinos. Aquí, significa "impío" o "inmundo" según la ley levítica. Los líderes judíos temen que, si sus manos han tocado accidentalmente algo impuro, contaminarán su comida judía. Si luego se comen esa comida, ellos mismos se volverían impuros. Jesús argumenta que la impureza proviene de los pensamientos e intenciones de nuestros corazones, no del estado de nuestra comida. Las "manos impuras" son aquellas que roban y abusan, no las que tienen un poco de suciedad o grasa de tocino.