Capítulo

Mateo capitulo 10

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

¿Qué significa Mateo capitulo 10?

Mateo 10 comienza compartiendo la lista del grupo central de los discípulos que Jesús eligió personalmente. Estos hombres a menudo se les conoce como los Doce. Jesús tenía muchos seguidores, pero esta docena de hombres fueron especiales. La palabra "apóstol" proviene del término griego apolstolōn, la cual literalmente se refiere a alguien que ha sido "enviado" por un maestro para comunicar un mensaje. Jesús les dio Su propia autoridad para que ellos pudieran expulsar demonios y sanar enfermedades y aflicciones. Once de estos hombres pasaron el resto de sus vidas predicándoles Su mensaje a todos los que quisiera escucharlo. Uno de ellos, lamentablemente, optó por rechazar a Cristo y por lo tanto acabó sufriendo las consecuencias eternas de tal acción (Mateo 10:1–4).

Mateo nos proporciona una lista de los doce apóstoles, quienes aparentemente vienen agrupados en las parejas en las que Jesús los envió a predicar juntos: Pedro, Andrés, Jacobo, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, y Judas Iscariote.

Jesús comenzó a darles instrucciones para su viaje, un viaje durante el que los apóstoles visitarían los pueblos y las ciudades de Galilea predicando el mensaje de Jesús sanando y expulsando demonios en Su nombre. Los apóstoles no debían entrar en regiones gentiles o pueblos samaritanos, sino que debían centrarse en el pueblo de Israel. Su mensaje sería que el reino de los cielos estaba cerca. Debían animar a la gente a arrepentirse y a prepararse para Su llegada. Para demostrar que Su mensaje era verdad, recibieron el poder de Jesús para sanar a los enfermos, resucitar a los muertos y expulsar demonios, todos los milagros que Jesús mismo ya había realizado antes (Mateo 10:5–8).

Jesús insistió en que los apóstoles no se llevaran consigo dinero extra, ropa o provisiones para este primer viaje, lo cual no se les aplicó a los apóstoles en los viajes que hicieron después de este, ni tampoco se nos aplica a nosotros en la actualidad. Más bien, durante esta misión inicial, los apóstoles debían depender radicalmente de la provisión de Dios. Cuando llegaran a un pueblo nuevo, debían encontrar a las personas que fueran dignas en el sentido de que creyeran en el mensaje de Jesús. Los apóstoles debían quedarse con estas personas, debían dejar que la paz de Jesús llegara a esa casa. Si hubiera algún pueblo en el que nadie recibiera el mensaje de Jesús, los apóstoles debían sacudirse el polvo de los pies de ese mismo pueblo como señal del juicio que vendría sobre todos ellos (Mateo 10:9–15).

El informe de Mateo sobre todas las instrucciones que Jesús les estaba dando a Sus apóstoles pasa ahora a una predicción de la persecución que sufrirían los apóstoles después de la muerte, resurrección y regreso al cielo de Cristo. Ellos serían ovejas en tierra de lobos. Debido a que representarían a Jesús, serían llevados ante los tribunales religiosos y seculares judíos, así como ante los gobernadores y reyes gentiles, para que el Espíritu Santo hablara a través de ellos acerca de Jesús con tantas personas como fuera posible, sin importar su estatus social (Mateo 10:16–20).

Las enseñanzas de Jesús dividirían a las familias de Israel. El comentario de Jesús acerca de traer una espada no significa que tuviera intención de cometer ningún tipo de acto violento. Más bien, significaba que Su mensaje era inherentemente divisivo a los ojos del mundo incrédulo. Los mensajeros de Cristo serían ampliamente odiados porque representarían a Jesús. Por eso, tendrían la opción de mudarse a lugares diferentes. De esta manera, difundirían las buenas nuevas de Jesús con más gente. Dado que Jesús fue perseguido, Sus apóstoles también serían perseguidos (Mateo 10:21–25).

Sin embargo, los apóstoles no debían tener miedo, ya que todos ellos serían justificados cuando todo fuera revelado. Su misión no era obtener la victoria en la Tierra. En cambio, su misión era difundir por todas partes lo que Jesús les había dicho en secreto, sin importar las consecuencias que todo esto les trajera. Después de todo, los enemigos de Jesús solo podían hacerles daño físicamente. Dios es el único que puede destruir tanto el cuerpo como el alma en el infierno. Jesús se preocupa por ellos tanto como su Padre, y no sufrirían ni morirían sin que él lo supiera. Así como Dios es consciente de los momentos en los que un pájaro pequeño se cae, él también es consciente de los momentos en los que Sus hijos están sufriendo. Las dificultades no son una señal de que Dios haya abandonado a un creyente. Jesús reconocerá ante el Padre a aquellos que lo reconozcan ante el mundo (Mateo 10:26–33).

Debido a que Jesús es Dios, le exige un amor y una lealtad absoluta a todos Sus seguidores. Su declaración aquí es una declaración de divinidad: amar a Dios es más importante que amar a los demás según los grandes mandamientos (Mateo 22:34–40). Por eso, cuando Jesús dice que hay que amarlo tanto como a Dios, él se está poniendo a la altura de Dios. Este mandamiento no quiere decir que los creyentes "no amen" a sus familias, sino que deben priorizar la voluntad de Dios en sus vidas por encima de todo. Las familias se acabarían dividiendo sobre el hecho de si Jesús era o no el Mesías. Las personas que no amen a Jesús más que a su familia no serán dignos de él. El que no tome su cruz, muera a sí mismo, y lo siga, no será digno de él. Perder la vida por causa de Jesús traerá consigo el hecho de encontrar la vida verdadera: la vida eterna (Mateo 10:34–39).

Todos los que reciben a los apóstoles de Jesús, en realidad, estarían recibiendo a Jesús mismo, junto con el Padre (Mateo 10:40–42).
Expand
Expand
Expand
¿Qué es el evangelio?
Download the app:
BibleRef.com is a ministry of