¿Qué significa Mateo 12:38?
Durante la sección anterior, Jesús condenó duramente a los fariseos que lo acusaron de usar el poder de Satanás para expulsar demonios. Los llamó generación de víboras y habló de la maldad que había en ellos, la cual se manifestaba a través de lo que decían. Después, les advirtió acerca de Su juicio venidero (Mateo 12:24–37).En realidad, no está claro si el pasaje que comienza aquí es una continuación directa de esas conversaciones; quizás podría haber tenido lugar en otro momento. En cualquier caso, ciertos escribas y fariseos se dirigieron respetuosamente a Jesús diciéndole "Maestro". Entonces le dijeron a Jesús que deseaban ver una señal. Algunos comentaristas creen que este grupo de líderes religiosos estaba tratando de acusar a Jesús acerca de Su poder de nuevo. De hecho, en varias ocasiones le exigieron que les mostrara algunos de Sus milagros (Juan 2:18–19).
Si suponemos que este grupo de escépticos estaba siendo sincero, esta petición nos podría resultar un poco desconcertante. Jesús ya había realizado innumerables señales sanando, resucitando muertos y expulsando demonios. Los fariseos habían estado presentes en varios de ellas por lo menos. En cambio, si esta es una continuación de la conversación anterior, Jesús, solo unos momentos antes, había expulsado un demonio de un hombre que era ciego y mudo. ¿Por qué le pedirían otra señal más?
La respuesta más probable para esto es que los fariseos no estaban siendo sinceros, sino que estaban luchando por encontrar alguna manera de ignorar la clara evidencia que estaba frente a ellos. Aunque Jesús había hecho milagros, le exigieron algo más. Por supuesto, si uno está empeñado en negar lo innegable, al final acaba haciéndolo (Mateo 12:24). Ciertamente quieren parecer ser sinceros, como si tuvieran la mente abierta y estuvieran dispuestos a considerar la evidencia.
En verdad, lo que le estaban diciendo a Cristo era: "nosotros decidiremos lo que cuenta como evidencia y lo que no. No nos importa lo innegable que un milagro nos pudiera parecer, si no se adapta a nuestros criterios, no lo consideraremos como tal". Esa es también una actitud muy común que existe entre los escépticos modernos. Los incrédulos en el mundo moderno, al igual que los fariseos, tienden a descartar drásticamente toda la evidencia existente y luego exigen aún más, mientras actúan como si pedir algo así fuera algo normal.
Cualquier señal específica que estos fariseos estuvieran buscando, Jesús se la negará por completo; no porque no pudiera hacerlo, sino porque sería una pérdida de tiempo (Mateo 7:6).